lunes, 4 de junio de 2012

Organización política y social de la cultura chibcha




Ubicación Geográfica


El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Ten; del río Negro hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.

Vista desde lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se destacaban numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.

 Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras nevadas de la Cordillera Central en el horizonte,  dio  pie para el nombre de Nuevo Reino de Granada, era en efecto el núcleo del cacicazgo de Bogotá. Las Sierras Nevadas de granada continúan en España la cadena sagrada para los grupos Chibchas

Con su sede de gobierno en Funza, este era el cacicazgo regional más extenso y poblado, no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica en aquel siglo. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá (Londoño, 1988).

Sin embargo, y por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cuatro cacicazgos regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los muiscas. Así, aunque el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus sujetos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte.

  

Organización socio-política


La Confederación Muisca era la forma político-administrativa que se conformaba en el momento de la llegada de los conquistadores en 1537. La conformación presupuso el predominio de los psihiqua, jefes o caciques, dentro de cada comunidad. El origen y parte de la explicación de unidades políticas que trascendían la comunidad debe buscarse en los lazos de parentesco, como los que existían entre los caciques de Bacatá y Chía, Tunja y Ramiriquí o Duitama y Tobasía. Aunque la necesidad de unirse para ejecutar obras o comerciar o de aliarse temporalmente durante las guerras, haya desempeñado también un papel en la articulación confederal, entre los muiscas la tendencia preponderante llegó a ser la sujeción de las comunidades más débiles por las más fuertes, por medios militares.

El cacique dominante dentro de una confederación respetaba el gobierno autónomo de los caciques subordinados y mantenía la territorialidad de las respectivas comunidades, pero se convertía en el máximo jefe militar y además el detentador final y principal beneficiario de un sistema de tributos comunitarios que ha sido documentado. Operaba una superposición de estructuras de caciques y comunidades dominantes, subdominantes y dominados, a la que le correspondían caciques de jerarquía diferente, que los españoles denominaron «señores», «caciques» (uzake, eran convocados a los consejos), «capitanes» (sybintiba) y «capitanes menores» (utatiba). Se heredaba el cargo por línea materna.

Las confederaciones hermanas, ubicadas en el Altiplano Cundiboyacense, área central de la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, comprendían un territorio de aproximadamente 46.972 km2 (área un poco mayor que la de Suiza: 41.285 km2), desde el norte de Boyacá hasta el Páramo de Sumapaz, y desde las cimas hasta las faldas de la cordillera en la Cundinamarca oriental, limitando con los Panches y Pijaos, tenía una población de aproximadamente un millón de habitantes. Pero el área de influencia de la cultura muisca es mayor, comprendiendo parte de Centroamérica.



Las confederaciones conservan la soberanía, luego es inexacto hablar de un «planeta chibcha» y mucho menos de un imperio chibcha. No fue un reino porque no existía un monarca absoluto y no fue un imperio porque los muiscas no sometieron pueblos no muiscas a su régimen político. En este sentido las confederaciones chibchas no pueden ser comparadas al Imperio azteca o al Imperio inca que le eran contemporáneos. La importancia política de la Confederación Muisca es que fue la más grande y la más organizada confederación de tribus del continente. Cada comunidad estaba regida por su jefe o cacique, tenía su autonomía y se sentían parte de su confederación.

Los muiscas no trataron de agregar a esas confederaciones a otras etnias, sino que sus jefes se batían entre ellos para unirse entorno al vencedor. La confederación, además de ser entre tribus hermanas, de la misma cultura e idioma, garantizaba el trueque y la defensa común ante enemigos externos. Por esta razón el ejército dependía directamente del máximo jefe de la confederación (Zipa o Zaque) conformado por los güechas, los tradicionales guerreros muiscas.



Gobernantes Muiscas



 Al llegar los europeos, había dos confederaciones principales, la de Hunza (hoy Tunja), cuyo soberano era el Zaque y la de Bacatá cuyo soberano era el Zipa. Ambas confederaciones tenían relaciones políticas estrechas dadas la afinidad étnica y cultural, pero mantenían rivalidad. Además de Bacatá y Hunza, los cronistas refieren la existencia independiente de las confederaciones de Duitama (Tundama), y Sogamoso (cuyo jefe era el Iraca).



Territorio del Zipa (Dividido en cuatro partes):

1.      Cacicazgo de Bacatá: Funza, Tenjo, Subachoque, Facatativá, Tabio, Cota, Chía, Cajicá, Zipaquirá, Nemocón, Engativá, Bosa, Soacha y Zipacón.

2.      Cacicazgo de Guatavita: Guatavita, Sesquilé, Guasca, Sopó, Usaquén, Tuna, Suba, Teusacá, Gachetá, Chocontá y Suesca entre otras.

3.      Cacicazgo de Ubaque: Ubaque, Choachí, Chipaque, Cáqueza, Usme

4.      Cacicazgos de Fusagasugá: Fusagasugá, Pasca y Tibacuy.

5.      Cacicazgos de Ubaté: Ubaté, Cucunubá, Simijaca, y Susa.

Territorio del Zaque: Hunza, Ramiriquí, Machetá, Moniquirá, Tenza, Sutatenza, Somondoco, Soratá, Tibirita, Lenguazaque y Turmequé.

Territorio del Tundama: Duitama, Tobasía, Paipa, Cerinza, Ocavita, Onzaga, Soatá, Ibacucu, Sativa y Tibaná, entre otras.

Territorio del Iraca: Sogamoso, Bombaza, Busbanzá, Chipatá, Pesca, Pisba, Tópaga, Toca entre otras.

Cacicazgos autónomos: Saboyá, Charalá, Chipatá y Saquencipa, Tacasquira, Tinjacá, entre otros. La confederación de Guanentá, pertenecía a los guanes, y la de Cocuy a los tunebos, pueblos ambos de lenguas chibchas, pero independientes.

La legislación muisca estaba basada en la consuetúdine, es decir, en la fuerza de la tradición. Un determinado comportamiento más o menos aceptado por el común y aprobado por la máxima autoridad (zipa o zaque), era tenida por todos como fuerza de ley. En tal sentido dicha manera de legislar corresponde naturalmente al modo organizativo de una confederación y de esta manera la normatividad muisca tenía un admirable nivel administrativo. Los recursos naturales no podían ser privatizados. Bosques, lagunas, páramos, ríos y recursos naturales en general pertenecían al bien de todos.
Conclusiones

La cultura chibcha de desarrollo desde Nicaragua y Costa Rica hasta Ecuador y Colombia, difundiéndose en este ultimo de manera especial.                                           Diversas evidencias arqueológicas y estudios sobre los chibchas coinciden en que la zona del antiplano Cundiboayense (Colombia) completó su poblamiento hacia 1000 a.C.                                                                                      Aunque no alcanzaron un grado de desarrollo tan alto como el resto de las culturas amerindias, utilizaron la escritura pictográfica y desarrollaron una fina orfebrería.






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